Era una tarde fría en los primeros días de abril. Las calles estrechas estaban atiborradas de autos que circulan a gran velocidad, probablemente acostumbrados a vivir prisa. Subimos por Wellington Street donde se levanta el imponente edificio del Teatro Lyceum. Paseamos un poco entre las columnas del edificio estilo victoriano, mientras disminuía la fila de ansiosos jóvenes ingleses que agitaban sus boletos a los acomodadores que más bien parecían monigotes vestidos de botones. Una vez adentro, tomamos nuestros lugares en el segundo piso del antiguo teatro. El lugar era pequeño pero muy acogedor, el escenario tenía unas largas cortinas de terciopelo rojo y unos proyectores en el techo proyectaban sobre ellas luces de colores que formaban figuras abstractas de animales y plantas. El espectáculo duró alrededor de 3 horas, la música se mezclaba con los cantos de los jóvenes entusiastas que recordaban su infancia con un Hakuna Matata y gritos de alegría.
The Lion King llegó a México, meses después de mi experiencia compartiendo cantos con los “fish-ers and chip-ers”. Y el éxito no fue menor. Una vez más se puede apreciar la mano de Julie Taymor en este colorido y alegre espectáculo.
El elenco es en su mayoría de rasgos afro americanos, de esta manera los personajes lucen coloridos vestuarios que resaltan gracias a la tonalidad morena de sus pieles. Prendas y cuerpos transmiten una sensación exótica, la adorna un concierto alterno de percusiones africanas y no es difícil percibir las muy sonadas composiciones de Elton John y Tim Rice.
La función duró aproximadamente tres horas dividida en dos actos de hora y media cada uno. La producción vino directamente desde Broadway por lo que fue necesaria la traducción mediante subtítulos para el público mexicano. El idioma y la duración fue un inconveniente para niños pequeños que no pudieron seguir el ritmo de la historia en su totalidad. Aún así, la profesionalidad y excelente puesta en escena compensaron los continuos quejidos y murmullos del público infantil.
martes, 5 de febrero de 2008
UNA EXPERIENCIA EXÓTICA
Publicado por Andrea en 7:39
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